23 de junio de 2010

Como Guardar el Sábado

El verdadero reposo se encuentra en la persona de Jesucristo, el Salvador que dice: "Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar” (Mateo 11:28). El reposo y la paz no son un logro humano sino un don divino, y sólo puedes hallarlos cuando permitas que Cristo ponga tu vida en orden. "Yo os haré descansar" (Mateo 11:28). ¿Por qué necesitas la intervención de Dios para entrar en la paz del verdadero descanso? Porque el reposo es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales del ser. Y tú no puedes armonizar tu cuerpo con tu mente y alma.

Puedes descansar tu cuerpo cansado sobre algún soporte, pero si tu mente se encuentra atribulada, no tendrás descanso sino ansiedad, disipación del sueño o pesadillas. Así como una orquesta requiere la dirección de un hábil director para que la mantenga unida en la armonía musical propuesta, las diversas facultades de tu ser, físicas, mentales y espirituales, exigen la dirección del Supremo Maestro para lograr la armonía de todo tu ser y darle a tu vida la paz tan anhelada.

¿Qué debes hacer para que Cristo armonice el desorden de tu vida? Este estudio te mostrará que Dios, desde el principio, instituyó el sábado para librarte de los cuidados de este mundo para que descanses en Dios. Infortunadamente, el sábado ha sido descuidado, menospreciado y pervertido desde tiempos del Antiguo Testamento hasta nuestros días, por tanto materialismo. Muchos emplean el sábado para su propio placer y provecho, olvidándose de la presencia y el poder divinos prometidos en este día (Génesis 2:1-3; Isaías 58: 13-14 ; Éxodo 31:13; Ezequiel 20:12,20).

La celebración del día santo permite que el Señor del sábado traiga reposo y paz a tu vida. Para captar mejor la importancia de la función del sábado, vamos a revisar la manera como se debe observar, tal como la Biblia nos lo revela a lo largo de su contenido.

Comienzo y fin del sábado

Según las Sagradas Escrituras el día comienza a la puesta del sol y termina a la puesta del sol. En otras palabras, el día de veinticuatro horas está establecido de tarde a tarde, o de puesta de sol a puesta de sol, tal como lo estableció el Creador en la semana de la creación (Génesis 1:5,8,13,19,23,31; Levítico 23:32; Marcos 1:32). Donde se dificulte determinar una clara demarcación del tiempo de la puesta del sol, la observancia del sábado comenzará al final del día como lo marca la disminución de la luz.

Principios que orientan en la guarda del sábado

Aunque la Biblia no habla directamente acerca de muchas cosas, o no contesta muchas preguntas específicas en relación con la observancia del sábado en nuestros días, te ofrece principios generales que tienen aplicación hoy.

"La ley prohíbe el trabajo secular en el día del Señor, debe cesar el trabajo con el cual nos ganamos la vida, ninguna labor que tenga por el placer mundano o el provecho es lícita en ese día; pero como Dios abandonó su trabajo de creación y descansó el sábado y lo bendijo, el hombre ha de dejar las ocupaciones de su vida diaria, y consagrar esas horas sagradas al descanso sano, al culto y a las obras santas" (Elena G. White, “El Deseado de todas las Gentes”, Pág. 177).

Esta manera de ver el sábado, sin embargo, no debe llevarte a la inactividad total. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento te invitan a atender las necesidades y a aliviar los sufrimientos de los demás porque el sábado es un tiempo apropiado para ocuparte de los marginados y oprimidos (Mateo 12: 10-13 ; Marcos 2:27).

Pero las buenas obras que tú realizas durante el sábado no deben oscurecer la característica bíblica principal de la observancia del día del sábado, es decir, el descanso físico (Éxodo 20:10), el descanso espiritual (Mateo 11:28). El descanso espiritual debe llevarte a buscar la presencia y la comunión con Dios mediante la adoración (Isaías 48:13). Tanto en la meditación tranquila (Mateo 12:1-8) como en el culto público (Jeremías 23:32; 2 Reyes 4:25; 11:4-12; 1 Crónicas 23:30), no puedes perder el propósito del sábado que es reconocer a Dios como Creador (Génesis 2:1-3) y Redentor (Deuteronomio 5: 12-15 ), y este aspecto es para compartirlo con la familia y la comunidad mayor (Isaías 56:1-8).

La preparación para el sábado

El sábado comienza a la puesta del sol del viernes y termina a la puesta del sol del sábado. Si el sábado ha de ser observado adecuadamente, luego, toda la semana debiera programarse de tal manera que cada miembro de la familia esté listo para dar la bienvenida al santo día del Señor cuando llegue. Esto quiere decir que cada hogar hará planes para todas las tareas del mismo —compras y preparación de los alimentos, ropas listas y otras necesidades de la vida diaria (Éxodo 16:22,23)—, estén terminadas antes de la puesta del sol del viernes. El día de reposo debería ser el eje alrededor del cual gire toda la semana. La manera como los hebreos contaban los días de la semana para identificar el sábado nos da la idea de lo que estamos tratando de decir.

Ellos contaban los días de la siguiente manera: primer día del sábado, segundo día del sábado, tercer día del sábado, cuarto día del sábado, quinto día del sábado, sexto día del sábado y séptimo día sábado. Esta forma de contar los días de la semana constituía el sábado en el eje sobre el cual giraba la semana, y cuando se aproximaba la tarde del viernes y la puesta del sol estaba cerca, los miembros de la familia estaban listos para dar —con mente tranquila, preparativos terminados y hogar listo—, la bienvenida al sábado. Entonces todo estaba en orden para pasar las próximas 24 horas en comunión con Dios y unos con otros.

El vestuario para el sábado

Los hebreos también nos legaron la inspiración por precepto y por ejemplo, que una de las maneras de honrar a Dios es aparecer en su templo con una vestimenta limpia y representativa, apropiada para la ocasión y la cultura en la cual vives.

Visión bíblica del sábado

La visión bíblica del sábado contempla una dimensión divina y otra humana (Mateo 12:7). Desde la perspectiva divina, el sábado te invita a renovar tu compromiso con Dios al desistir del trabajo diario para poder adorar a Dios más libre y completamente (Éxodo 20:8-10; 31: 15-16 ; Isaías 58: 13-14 ). Desde la perspectiva humana, el sábado ordena al creyente que celebre el amor creador y redentor de Dios mostrando misericordia y preocupación hacia los demás (Deuteronomio 5: 12-15 ; Mateo 12:12; Lucas 13:12; Juan 5:17). De esta manera, la observancia del sábado incluye la suspensión del trabajo secular con el propósito de honrar a Dios y realizar acciones de amor y bondad hacia el prójimo.

Las actividades de familia en las horas del sábado

En la mayoría de las culturas, las horas del sábado cuando la familia está reunida son el momento culminante de la semana. El espíritu de gozo y compañerismo sagrados que comenzó al levantarse y aumentó durante los cultos en la iglesia, ahora se intensifica. Al quedar libres de las distracciones seculares, la familia puede conversar sobre temas sagrados y mantener la conducta espiritual del día (Isaías 58: 13-14 ).


Conclusión

El sábado abarca tu relación total con Dios. Es una muestra de la aceptación de Dios a tu favor en el pasado, presente y futuro. EL sábado protege la amistad tuya con Dios y te ofrece el tiempo necesario para el desarrollo de dicha relación. El sábado aclara la relación de Dios con la humanidad, porque muestra a Dios como Creador en un momento cuando el hombre quisiera quitarle a Dios su posición en el universo.

En este siglo de tanto materialismo, el sábado te señala las cosas espirituales y personales. Las consecuencias de olvidar el sábado santo son serias consecuencias, pues te llevan a la distorsión y eventual destrucción de tus relaciones con Dios y con tu prójimo.

Cuando tú guardas el sábado de la manera adecuada como lo presenta la Biblia, das un testimonio vivo del descanso que se obtiene al confiar sólo en Dios como tu sostén, como la base de tu salvación y fundamento de tu esperanza en el futuro.

Como tal, el sábado es un deleite (Isaías 58:13), pues entras en el descanso de Dios (Mateo 11:28) y aceptas la invitación de entrar en comunión con él.

Cuando Dios te pide que recuerdes el día sábado y que lo observes adecuadamente, lo hace porque quiere que te acuerdes de él como tu Creador y tu Redentor, fundamento de tu felicidad.

Referencia:

José Evelio García.
Ministerio Adventista 7 Dia
El Evangelio Eterno

Arreortua y Fuentes

SABADO

En la Biblia se descubre el monumento conmemorativo más antiguo de la historia. Se trata de una institución establecida por Dios mismo en la primera semana de la vida del hombre, la semana de la creación; nos referimos al día de reposo semanal instituido para conmemorar la obra creadora de Dios y como recordativo permanente de que el ser humano depende de su Hacedor. Tan importante es esta institución que ella ha sido registrada específicamente como el cuarto mandamiento de la ley moral, en la cual se establece el reposo semanal.

Dice el cuarto mandamiento: "Acuérdate del día del sábado para santificarlo, seis días trabajarás y harás todas tus obras, pero el séptimo día es día de descanso, consagrado a Yavé tu Dios, y no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni tu extranjero que esté dentro de tus puertas, pues en seis días hizo Yavé los cielos y la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene, y el séptimo día descansó; por eso bendijo Yavé el día del sábado y lo santificó" (Éxodo 20:8-11, Versión Nácar y Colunga, decimoquinta edición de 1976).

A veces se piensa que esta institución del día de descanso fue establecida por la legislación moderna de los países civilizados. Se pierde así el hecho importante de que es tan antigua como el hombre mismo. Fue establecida por el Creador en la primera semana de vida del planeta, según lo registra el libro de Génesis: "Fueron, pues acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo de toda la obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación". (Génesis 2:1-4).

El reposo semanal prescrito por la Biblia es tan importante, de tanta trascendencia en la vida espiritual del creyente, es tal su decisiva repercusión sobre el carácter del cristiano que Dios lo ha colocado en el mismo corazón de la ley moral de los Diez Mandamientos. Y en esta época su observancia que es ignorada por la mayoría de personas que hacen profesión de cristianismo, adquiere un relieve muy particular.

A medida que vayamos examinando el contenido de este mandamiento de la ley moral de Dios, observarás que el reposo semanal, tal como se lo practica generalmente, difiere en forma fundamental de lo establecido en este precepto, tanto en el tiempo elegido para el descanso (el domingo, primer día de la semana), como en las razones de su observancia y la manera de realizarla.

Por ello, resulta de mayor interés analizar este importante problema para llegar a la conclusión correcta recurriendo a la única autoridad infalible en materia de fe religiosa: La Biblia.

La fuente de toda verdad

Existe un gran principio establecido por la Biblia misma para determinar la validez de cualquier doctrina o enseñanza religiosa. Este principio se menciona en el Antiguo testamento, y se reitera en el Nuevo. El profeta Isaías declara: “¡A la ley y al testimonio! si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido" (Isaías 8:20).

Ahora bien, de todos los Diez Mandamientos el que nos ocupa, es decir el cuarto es el más desconocido.

Cae de peso que si la ley de Dios como conjunto es tan inmutable, lo es con igual razón cada uno de sus preceptos (Santiago 2:10).

El monumento más antiguo de la historia

Existe una razón específica por la cual, al prescribir el Señor el descanso semanal, escogió un día en particular, éste es el séptimo día de la semana o sábado. El propio mandamiento lo explica: "Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó el séptimo día, por tanto Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó" (Éxodo 20:11).

En otras palabras, la observancia del sábado fue instaurada por el Señor como un recordativo permanente de la finalización de su obra creadora. Dios obró durante seis días creando, pero el séptimo día descansó.

La primera razón por la cual Dios instauró el sábado como día de guardar fue para que su observancia sirviera como monumento que recordara al hombre a través de las edades la obra creadora de Dios.

La obra creativa de Dios se manifiesta en lo físico y también en lo moral y espiritual. El mismo Dios que creó los cielos y la tierra y que formó físicamente al hombre a su imagen y semejanza, es el que realiza por medio del Espíritu Santo, la transformación del corazón y de la vida humana. Esto viene a ser una segunda creación. Por eso el apóstol San Pablo declara: "Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17).

No es otro el motivo por el cual la observancia del sábado se convierte en una señal de conversión y santificación, hecho que el profeta Ezequiel recuerda en estas palabras: "Les di también mis días de reposo para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico" (Ezequiel 20:12).

Si el sábado se hubiese continuado observando a través de los siglos, con el verdadero espíritu en consonancia con lo que ordena el mandamiento, reverenciando a Dios como el Creador y Redentor se habría conservado el monoteísmo (adoración de un sólo Dios) auténtico, primitivo, durante todos los tiempos hasta hoy, y la historia de los pueblos no hubiera necesitado recoger el relato de largos siglos de paganismo, crueldad y superstición, ni se hubiera hundido en las modernas doctrinas de materialismo histórico, el ateísmo y la evolución, que son otras tantas formas de negar a Dios. Tampoco habrían podido florecer toda una hueste de doctrinas religiosas erróneas que mancillan las páginas de la relación del hombre con Dios.

Valiéndose de tres grandes actos de históricas consecuencias, la divina soberanía destacó la importancia de observar el sábado como día del Señor para el bien del hombre (Marcos 2:27); en primer término, Dios mismo reposó, dándonos ejemplo (Hebreos 4:10). No descansó porque estuviera cansado, puesto que él no se fatiga, sino para darle sentido y jerarquía a la institución que había instaurado. En segundo lugar bendijo el día de reposo; le asignó como contenido particular una serie de bienaventuranzas especiales que se reciben cada vez que lo observamos debidamente (Isaías 58: 13-14 ). En tercer lugar lo santificó, es decir lo consagró a un empleo santo (Lucas 23: 54-56 ). Así queda inaugurada la observancia religiosa del sábado en la primera semana de la creación de este mundo, en la aurora misma de los anales humanos.

El sábado es universal y permanente

El sábado no es una institución judaica. Nació con el hombre mismo, antes de que existiera el pueblo judío. Siguió siendo observado por siglos, antes de la aparición de Abrahán y de la entrega de las tablas de piedra en el monte Sinaí, y continuó siendo observado por Jesús (Lucas 4:16), las mujeres que le seguían, los apóstoles y los cristianos fieles de los primeros siglos. (Lucas 23: 54-56 ; Hechos 13:42,44; 15:21; 16:13; 17:2; 18:4; Apoc. 1:10; Marcos 2:28).

En Éxodo 16 se registra que durante los cuarenta años de peregrinación por el desierto, se realizaba en forma invariable un doble milagro; el maná descendía sobre el campamento y era recogido todos los días para ser preparado como alimento, no podía ser guardado de un día para otro durante los seis días hábiles de la semana, pues se descomponía. En tanto que en el sexto día, era recogido en doble medida y guardado para el día séptimo, sin que se echara a perder. El sábado desde luego no caía maná.

Esto era lección permanente y objetiva con respecto a la observancia y el carácter sagrado del sábado, día del Señor, para la humanidad entera y para todos los tiempos.

Es lógico que cuando se analiza un problema de la importancia del que nos ocupa, anhelamos conocer cuál fue la posición de Cristo mismo al respecto, pues tanto su ejemplo como su enseñanza nos resultaron no sólo aleccionadores, sino de un valor decisivo.

En primer término, ¿cuál fue la actitud de Jesús con respecto a la observancia de los Mandamientos en general? He aquí sus palabras. "Si guardáis mis Mandamientos permaneceréis en mi amor así como yo he guardado los Mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor" (Juan 15:10). Él, pues, guardo los Mandamientos de Dios, esos Mandamientos acerca de los cuales había dicho que "Ni una jota ni una tilde pasará" (Mateo 5: 17-19 ).

¿Cuál fue su ejemplo, específicamente en lo que a la observancia del sábado se refiere? Éste es el relato que hallamos en los Evangelios: "Vino a Nazaret, donde había sido criado ; como era costumbre, el día de sábado, entró en la sinagoga y levantose a leer. Y le fue dado el libro del profeta Isaías” (Lucas 4: 16-17 ).

No sólo establece este pasaje que Cristo fue el sábado a la sinagoga —la casa del culto— sino que agrega que ésta era además su costumbre. No podía proceder de otra manera aquel que, junto al Padre, había instaurado el sábado al comienzo como símbolo de su poder creador, aquel que durante si vida terrenal declaró que "el Hijo del Hombre” —ahí se denominaba a sí mismo— “es Señor (dueño) del sábado” (Mateo 12).

Los seguidores de Jesús observan el sábado

La resurrección de Jesús no cambió la observancia del sábado séptimo día de la semana por la observancia del domingo, primer día de la semana. No razonaron así los discípulos ni los apóstoles, por el contrario, todos ellos continuaron la observancia del sábado como día del Señor.

El viernes en la tarde murió Jesús en la cruz ; esa misma tarde, José de Arimatea reclamó el cuerpo del Señor y lo colocó en una tumba nueva. Era viernes en la tarde, o sea la víspera del sábado, o día de preparación.

Las mujeres que acompañaron al Salvador, hasta el Calvario nos dan una vislumbre de cómo se respetaba el sábado en la iglesia apostólica. He aquí las palabras de Lucas: "Era el día de la preparación” —o sea el viernes—, “el sábado ya rayaba. Y las mujeres que le habían acompañado (a Cristo) desde Galilea, siguieron también y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto el cuerpo. Y al volverse, prepararon especias y ungüentos; y el sábado descansaron, según el mandamiento. Mas el primer día de la semana, muy de mañana vinieron al sepulcro, trayendo las especias que habían preparado” (Lucas 23: 54-56 ).

Considerando que ese momento de tanto dolor por el Maestro, ungirlo hubiera sido la tarea más importante, acto que hubiese simbolizado la devoción que profesaban al Redentor. Pero el sol estaba por ponerse y ya no había tiempo para hacerlo ya entraba el sábado.

Según el método bíblico, el día comienza a la puesta del sol y termina a la puesta del sol 24 horas después. Por lo tanto, el sábado comienza a la hora en que el sol se pone el viernes de tarde, y finaliza al día siguiente a la misma hora (Génesis 1:5,8,13,19,23,31; Levítico 23:32). De manera que las piadosas mujeres resolvieron descansar el sábado conforme al mandamiento, esperando la aurora del primer día de la semana para ungir el cuerpo de Jesús, una obra de respeto y adoración hacia su Salvador. Tal era la importancia que revestía la observancia del sábado séptimo día de la semana como el cuarto mandamiento de la ley moral de Dios.

Años más tarde sobreviene una época de persecución que obliga a los cristianos a esparcirse por toda Judea y Asia Menor, y desde luego que con ellos se esparce también el conocimiento del Evangelio. Entre los que se incorporan a las filas de la iglesia se halla uno de los hombres más destacados de sus días. Es Saulo de Tarso, el perseguidor que se ha convertido en el poderoso apóstol Pablo, el discípulo de Cristo más culto, elocuente, persuasivo y valeroso. Él no se conforma con pregonar por Palestina y en Asia las buenas nuevas que han transformado su vida, sino que se lanza al mar para hacerlo también en Europa.

Ahora está en Grecia y llega en su gira misionera a Tesalónica, donde había una sinagoga de los Judíos. "Y Pablo, según era su costumbre, entró en medio de ellos y durante tres sábados razonó con ellos, sacando sus argumentos de las Escrituras” (Hechos 17:2).

Más tarde "Partiendo Pablo de Atenas, fue a Corinto, Y hallando a cierto judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién llegado de Italia, con Priscila su mujer..., porque era del mismo oficio, hospedose con ellos y trabajaban juntos, porque el oficio de ellos era hacer tiendas de campaña. Y razonaba en la sinagoga cada sábado y procuraba persuadir a judíos y griegos" (Hechos 18:1-4).

Estos versículos revelan que el apóstol Pablo tenía la costumbre de asistir a la casa de culto los sábados, para participar en los servicios religiosos.

Conclusión

La verdad relativa al descanso semanal del séptimo día es una de las enseñanzas más claramente establecidas en la Palabra de Dios. ¿Cómo se explica entonces que una gran mayoría del mundo cristiano observe el domingo o primer día de la semana? Esto es lo que veremos en otro tema.

El reposo semanal prescrito por la Biblia es tan importante y de tanta trascendencia en la vida espiritual del creyente, es tal su decisiva repercusión sobre el carácter del cristiano, que Dios lo ha colocado en el corazón mismo de la ley moral de los Diez Mandamientos. Y en esta época en que observancia que es ignorada por la mayoría de las personas que hacen profesión de cristianismo, adquiere un relieve muy particular.

Jesús te invita a seguir su ejemplo reposando en el SÁBADO.


Arreortua y Fuentes

¿Dónde pasaremos el Milenio?

Hay dos puntos de vista distintos respecto de dónde pasaremos el milenio. Afortunadamente, la Biblia nos da una clara respuesta.

Yo estudio la Biblia con un grupo de creyentes, y buena parte de 2005 y 2006 lo ocupamos en la lectura del Apocalipsis. Una de las cuestiones que surgieron en el estudio fue dónde pasará el milenio el pueblo de Dios. Alguien dijo que pasaremos el milenio en esta tierra.

Yo pienso que lo pasaremos en el cielo. En este artículo compartiré las razones bíblicas por las que creo esto.

La descripción del milenio se encuentra en Apocalipsis 20.

Sin embargo, en todo el capítulo sólo el versículo cuatro dice algo acerca del pueblo de Dios en el milenio. Esto es lo que dice:

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”.

El término señalado en letra cursiva (vivieron) expresa que los hijos de Dios resucitarán en ocasión de la segunda venida de Cristo, para luego reinar con él. Por lo tanto, este versículo es una imagen que describe al pueblo de Dios durante el milenio, después del retorno de Jesús. Sin embargo, se guarda absoluto silencio respecto de dónde estará el pueblo de Dios en ese tiempo.

Afortunadamente, otros textos de la Biblia, algunos en el mismo Apocalipsis, proveen evidencia significativa de que los hijos del Señor pasarán el milenio en el cielo.

La promesa de Jesús

Durante la última cena con sus discípulos, Jesús les anunció que pronto los dejaría (S. Juan 13:33).

Esta información perturbó el ánimo de cada uno de ellos, por lo cual, con la intención de consolarlos, el Señor les reveló dónde pasarían el milenio. “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis (S. Juan 14:1-3).

Las siguientes declaraciones resumen lo que Jesús dijo:

En primer lugar, él iría a la “casa” de su Padre (que la Biblia dice que está en el cielo; véase Hebreos 1:3; 8:1) a fin de preparar un lugar para sus discípulos.

Luego, él retornaría a la tierra.

Cuando volviera, él tomaría a sus discípulos (y a nosotros) para que estuvieran con él.

Para que, finalmente, todos pudieran estar donde él está; es decir, en el cielo. Según el mismo Jesús, estaremos en el cielo con él después de su segunda venida, no en esta tierra.

Y hay más.

 La separación de los justos y de los impíos

He encontrado que la mayoría de las personas que creen que los justos pasarán el milenio en esta tierra también creen que los impíos vivirán con ellos. La diferencia, dicen ellos, es que mientras hoy el mundo es gobernado por los impíos, después de la segunda venida de Cristo será gobernado por los justos.

El problema con esta interpretación es la siguiente:

En ningún lugar del Nuevo Testamento se sugiere en absoluto que los justos y los impíos vivirán lado a lado después de la segunda venida de Cristo.

Al contrario, Jesús dejó muy claro que los dos grupos estarán separados.

En San Mateo 13:24-30, el Señor relató una parábola acerca de un labrador que sembró buena semilla en su campo, y luego una noche un enemigo esparció semillas de cizaña en todo el campo. Así es cómo Jesús interpretó esta parábola para sus discípulos:

“De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre” (S. Mateo 13:40-43; la letra cursiva es agregada).

Las palabras en letra cursiva expresan claramente que en la segunda venida de Cristo los ángeles separarán a los impíos de los hijos de Dios.

Jesús enseñó la misma lección en la parábola de las ovejas y los cabritos:

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos” (S. Mateo 25:31, 32). Jesús concluyó su parábola con esta declaración inequívoca: “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (S. Mateo 25:46).

Si los impíos son separados de los hijos de Dios a la segunda venida de Cristo, no pueden al mismo tiempo convivir durante el milenio.

Un planeta devastado

La Biblia también dice que antes de la segunda venida de Cristo el mundo será devastado por terribles desastres naturales.

En Apocalipsis 7:3 y 4 leemos que los 144.000 justos vivirán en el mundo justo antes de la segunda venida de Cristo. El versículo tres dice que un ángel mandará a cuatro ángeles a que no hagan “daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos [los 144.000] de nuestro Dios”. Obviamente, una vez que los hijos de Dios sean sellados, la tierra, el mar y los árboles serán destruidos.

Y la tierra, el mar y los árboles forman parte del mismo sistema ecológico por el que hoy se preocupa la mayoría de los científicos. El Apocalipsis nos está diciendo que poco antes de la segunda venida de Cristo el mundo será devastado por desastres naturales terribles.

En Apocalipsis 6:12-14 leemos que el mundo será devastado por un terremoto global en la segunda venida de Cristo: “Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto... y todo monte y toda isla se removió de su lugar”. Este mismo terremoto es descrito en Apocalipsis 16:18: “Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra”. El versículo 20 agrega que “toda isla huyó, y los montes no fueron hallados”.

Se trata de un terremoto tan poderoso que pulverizará toda montaña y hará desaparecer las islas en el océano, dejando la tierra en la absoluta ruina. Pensemos en cómo quedaron las torres gemelas de Nueva York luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001. ¡El terremoto de la segunda venida de Cristo destruirá los rascacielos de todas las ciudades de la faz de la tierra!

Finalmente, Jesús mismo dijo que la tribulación previa a la segunda venida de Cristo será tan severa que “si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo” (S. Mateo 24:22). En otras palabras, la raza humana se extinguiría si Dios no limitara los desastres naturales en el mundo durante el conflicto final. La segunda venida de Cristo pondrá fin a estas calamidades, ¡pero nuestro planeta no será un lugar muy habitable!

Ahora, preguntémonos: ¿vivirán los hijos de Dios en un lugar que fue devastado por la segunda venida de Cristo? La respuesta es obvia: ¡No!

Qué dice el Apocalipsis

De hecho, el Apocalipsis dice exactamente lo contrario. La Biblia nos da cuatro visiones de los hijos de Dios luego de la segunda venida de Cristo, y cada una de ellas es del cielo, no de la tierra.

La primera visión, en el capítulo 7, es de “una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero” (Apocalipsis 7:9).

Y notemos la condición ideal en la que su pueblo vivirá: “Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos... y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” (Apocalipsis 7:16, 17). Nuevamente, ésta es una descripción de una vida perfecta en el cielo, ¡no una existencia entre los impíos en un planeta destruido!

La segunda visión del pueblo de Dios durante el milenio está en Apocalipsis 14:1, 3. Juan dice: “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil... y cantaban un cántico nuevo delante del trono”. Nuevamente, los redimidos están delante del trono de Dios en el cielo, no en esta tierra.

La tercera visión, en Apocalipsis 15:2, nos muestra “a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio”. Apocalipsis 4:6 dice que “delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal”, lo cual significa que el mar de vidrio está en el cielo.

La contienda entre el pueblo de Dios y los poderes de la bestia terrenal (véase especialmente Apocalipsis 13) es el conflicto final entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal en nuestro planeta, y la escena de Apocalipsis 15 nos muestra quiénes han vencido “a la bestia y a su imagen”. Así, el conflicto entre el bien y el mal ha llegado a su fin. Los hijos de Dios están en el cielo delante del trono de Dios. Esto obviamente ocurre después de la segunda venida de Cristo, durante el milenio.

La visión final de los justos que vierte el Apocalipsis después de la segunda venida de Cristo, durante el milenio, está en el capítulo 19. Y aquí Juan lo dice claramente: “Después de esto oí una gran voz de gran multitud [los justos] en el cielo” (Apocalipsis 19:1; la cursiva es agregada).

Así, la evidencia de la Escritura es muy clara: El pueblo de Dios estará separado de los impíos en la segunda venida de Cristo; y estará con Dios en el cielo, no viviendo con los malvados en un mundo devastado.

En la conclusión de la investigación acerca del milenio, todas las personas del grupo de estudio de la Biblia coincidieron en el punto más importante: Cada uno de nosotros queremos pasar el milenio con Jesús. Esto significa que debemos conocerlo hoy y comprometernos a mantener una relación con él hasta que vuelva.

Yo invito a cada lector a tener el mismo compromiso.

Autor: Marvin Moore

 extraido del portal: http://www.revistagospel.org/

Arreortua y Fuentes

como conseguir novio primera parte

En el siguiente vínculo podras encontrar un archivo pps, en el cual se desarrolla el tema "como conseguir novio" con consejos utiles y sinceros especialmente creado para los Jovenes Adventistas. aunque solo es la primera parte, posteriormente tendremos la segunda y ultima parte.

Creado por el Ptr. Jose Luis Garcia López, departamental de la Mision del Istmo que nos comparte este interesante y util material.




Estas son algunas de las pantallas de esta interesante presentacion


Arreortua y Fuentes

Que Dios les siga Bendiciendo grandemente.

¿Cuando se cambió del Sábado al Domingo?

El Génesis cuenta que Dios creó la tierra en seis días, y descansó el séptimo, bendiciendo ese día y santificándolo (Génesis 2:2-3).


Desde el principio, el día que Dios apartó para sí fue el sábado, y que más tarde fue recordado a los Judíos a través de Moises, en la tabla de los diez mandamientos (Éxodo 20:8-12).

Pero, ¿Cuando fue cambiado el día de reposo inicial del Sábado al Domingo?¿Por qué ocurrió este cambio? ¿Aparece el Domingo en la Biblia?

Estas preguntas son respondidas en el siguiente artículo.

EL SÁBADO BÍBLICO

La Biblia registra claramente que Dios bendijo y santificó el sábado, el séptimo día, como el día especial. No el domingo, primer día de la semana.

Las dos únicas cosas que Dios santificó en el principio de la Creación fueron el Matrimonio y el Sábado. Es por ello que el sábado fue tan importante en el antiguo testamento.

La Biblia registra cuan importante era para Dios que el hombre apartara este día:

"Acuérdate del día de reposo para santificarlo.Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es Sábado para Jehová tu Dios;(...) Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó." Éxodo 20:8-11

"Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado." Isaias 58:13-14



Debido a que hoy día, para la mayoría de Cristianos, el Sábado se considera como un día más de la semana, y es el Domingo el día que lo ha sustituido, cabe preguntarnos ¿Cuando exactamente se cambió el día Sábado al Domingo y por qué ocurrió este cambio?

EL DÍA DE REPOSO DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS

Muchos cristianos de hoy tienen poco conocimiento de cómo fue que el día domingo, primer día de la semana, llegó a reemplazar el sábado, el séptimo día, como día de adoración para el cristiano. Una cosa sí está clara: que se ha hecho un cambio. ¡La evidencia de esto es que la mayoría de los cristianos guardan el domingo!.
¿Se cambió del Sábado al Domingo cuando Jesús Murió?

"Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento". Lucas 23:56

Aparentemente no tuvieron ninguna instrucción de parte de Jesús, de ningún cambio que se debería de hacer, en cuanto a no guardar el sábado después de su muerte. Debemos tener en mente también que este relato de Lucas, no fue escrito en ese mismo día, sino décadas más tarde. Sería algo muy extraño que Lucas no hubiese hecho ninguna mención del cambio por los cristianos, de domingo a sábado, en ocasión de esta narración. Y es digno de notar que él guarda silencio sobre este asunto.

¿Los primeros Cristianos adoraban en Domingo?

"Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo". Hechos 15:1, 2; 6-21.

El punto de que no hubiese ningún conflicto entre las iglesias de los primeros cristianos y los judíos en cuanto a qué día deberían de reunirse, nos da una fuerte evidencia de que tal cambio no sucedió. Sin embargo, leyendo ese capítulo de Hechos, vemos que hay mucha controversia en cuanto a la circuncisión. Un cambio fue requerido por Dios en este asunto, y era natural que muchos preguntasen cuando no entendían la razón del cambio.

El asunto de un cambio para un día de reposo diferente, ni siquiera aparece en los puntos de la agenda discutida en el primer concilio cristiano, que tuvo lugar 18 años después de la muerte de Cristo.


EL CAMBIO DEL SÁBADO BÍBLICO AL DOMINGO


En realidad, no encontramos ninguna evidencia, en las enseñanzas de Jesús, ni en la práctica de la iglesia del Nuevo Testamento, que nos indique alguna consideración para el domingo, o el día de la resurrección, como el nuevo día de adoración para los cristianos.

Por tal razón, cualquier información que busquemos para encontrar el cambio que fue hecho, debemos buscarla en otro lugar y no en la Biblia.

Y en el único lugar que podemos buscar es en el lapso de tiempo desde los escritos del Nuevo Testamento hasta nuestros días. Y no tenemos que buscar mucho para encontrar la respuesta. Los anales de la historia nos dicen claramente que el domingo llegó a ser el día popular de adoración, suplantando al sábado.

Hay cuatro factores que sobresalen en el hecho de la sustitución del domingo por el sábado:

•Esto tomó lugar gradualmente, durante el tiempo del II y el IV siglo d.C.

•Empezó en las iglesias cristianas de Roma, esparciéndose gradualmente por todas las demás.

•Los dirigentes de la iglesia tuvieron el apoyo del emperador romano Constantino, quien decretó el domingo como día de reposo, y era un crimen civil para todos aquellos que no estuviesen dispuestos a cambiar, para adorar en domingo.

•Los dirigentes de la iglesia no hicieron este cambio por un motivo siniestro, o por rebeldía contra Dios, sino por no haber comprendido la naturaleza de la autoridad que Jesús les había dado.

CITAS SOBRE EL CAMBIO DEL SÁBADO AL DOMINGO

Catechismus Concilii Tridentini, Pars III, Cap. IV, 25. Ed. De París, Pág. 467

“Agradó a la iglesia de Dios cambiar el culto y celebración del Día del Sábado por el Día del Domingo”.

Código de Justiniano, Lib. 3, tít 12, Párr. 2:

La ley dada por Constantino el 7 de marzo del año 321 d.C., relativa al día de descanso, era como sigue: “Descansen todos los jueces, la plebe de las ciudades, y los oficios de todas las artes el venerable día del sol. Pero trabajen libre y lícitamente en las faenas agrícolas los establecidos en los campos, pues acontece con frecuencia, que en ningún otro día se echa el grano a los surcos y se plantan vides en los hoyos más convenientemente, a fin de que con ocasión del momento no se pierda el beneficio concedido por la celestial providencia”.

Rev. Charles Hefele, History of the Councils of the Church, tomo II, p. 316:

Concilio de Laodicea 364 D. C.: “Los cristianos no deben judaizar y estar ociosos el día del sábado (el día de reposo original), sino que deben trabajar en ese día. Deben honrar en una forma especial el día del Señor. Como cristianos, hasta donde esté a su alcance, no deben trabajar en ese día. Con todo, si se les encuentra judaizando, se les separará de Cristo”. Rev. Charles Hefele, History of the Councils of the Church, tomo II, p. 316.

Cita del Arzobispo Eusebio (S. IV d.C):

El Arzobispo católico Eusebio, escribiendo en el año 330 D.C. declaró: “Todas las cosas que eran permisibles para hacerse en el día del sábado las hemos transferido para el Día del Señor”. Comentario a Salmos 91, publicado en Migne, Patrología Graeca, tomo 23, Col. 1171

Peter Geiermann, The Convert’s Catechism of Catholic Doctrine (1957 ed) p. 50:

regunta ¿Cuál día es el día de reposo?

Respuesta: El sábado es el día de reposo?

Pregunta ¿Por qué observamos el domingo en lugar del sábado?

Respuesta “Observamos el domingo en lugar del sábado porque la Iglesia Católica transfirió la solemnidad del sábado al domingo”.

Editorial, The Catholic Mirror (Baltimore), 23 de septiembre de 1893:

“La iglesia católica por más de mil años antes que existieran los protestantes, por virtud de su comisión divina, cambió el día del sábado por el domingo... el reposo cristiano es hasta este día reconocido como hijo de la iglesia católica y como esposo del Espíritu Santo, sin una palabra de protesta del mundo protestante”. Editorial, The Catholic Mirror (Baltimore), 23 de septiembre de 1893.

The Question Box The Catholic Universe Bulletin, 14 de agosto de 1942. p. 4:

“La iglesia cambió la observancia del sábado al domingo haciendo uso de la autoridad divina e infalible que le fuera concedida por su fundador, Jesucristo. El protestante, al indicar que la Biblia es su única guía de fe, no tiene ninguna autorización para la observancia del domingo. En este asunto los Adventistas del Séptimo Día son los únicos protestantes consistentes”.

Cardinal Gibbons, The Faith of Our Fathers, (92nd. ed., rev.), p. 89.

“Usted puede leer la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis y no encontrará un sólo renglón que autorice la santificación del domingo. Las Escrituras ponen en vigor la observancia religiosa del sábado”.

La Función de santificar la iglesia" Capítulo III epígrafe 1247 (Cann. 1244 – 1253)

"1247 El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa; y se abstendrán además de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día del Señor, o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo."

ADMISIONES SINCERAS

Católico:

“Puede leer la Biblia de Génesis a Apocalipsis, y no encontrará una sola línea que autorice la santificación del domingo” (La Fe de Nuestros Padres, Por James Cardinal Gibbons, p.111).

“La Biblia… nos cuenta cómo Dios ordenó que se guardase el séptimo día como monumento de la creación. Nos cuenta cómo el mandamiento fue repetido en el Sinaí. Nos narra cómo el mismo Hijo de Dios guardó el Sábado. En ningún lugar dice que los cristianos deberían guardar un día diferente al de los judíos, su pueblo escogido” (The Catholic Bulletin, 7 de Febrero de 1954).

“No hay un sitio en el Nuevo Testamento donde se registre distinguidamente que Cristo cambió el día de adoración del Sábado al domingo. Aún así, todos los protestantes, excepto los Adventistas del Séptimo Día, observan el domingo… Los protestantes siguen la tradición al observar el domingo” (Our Sunday Visitor,11 de Junio de 1950).

Bautistas:

“No hay nada en las Escrituras que nos pida que guardemos el domingo en vez del Sábado como día santo” (“Considere el caso para Sábados tranquilos”, por Harold Lindsell, editor, Christianity Today,5 de Noviembre de 1976).

“Había y hay un mandamiento para guardar santo el día de reposo, pero ese día de reposo no era domingo. De cualquier modo, se dirá con cierto aire de triunfo, que el día de reposo fue cambiado del séptimo al primer día de la semana…¿Dónde se puede encontrar un registro de tal cambio? No en el Nuevo Testamento, rotundamente no.” (Dr. Edward T. Hiscox, autor de El Manual Bautista, en un documento leído delante de la Conferencia de Ministros de Nueva York, mantenida el 13 de Noviembre de 1893).

The Christian Church (la iglesia cristiana):

“No hay autoridad directa de la Biblia para llamar al primer día de la semana “día del Señor” (Dr. D. H. Lucas, Christian Oracle, 1890).

Congregacionista:

“El día de reposo cristiano (el domingo) no está en las Escrituras, y no fue llamado día de reposo por la iglesia primitiva” (Dwight’s Theology, Vol. 4, p. 401).

Episcopal:

“El mandamiento bíblico dice que el séptimo día descansarás. Ese es el Sábado. En ningún lugar en la Biblia está basado el que se haga en domingo” (Phillip Carrington, Toronto Daily Star, 26 de Octubre de 1949).

Metodista:

“La razón por la que observamos el primer día en vez del séptimo no está basado en ningún mandamiento. Uno buscará en las Escrituras en vano tratando de encontrar el cambio del séptimo al primer día” (Clovis C. Chappel, Diez reglas para vivir, p. 61).

Presbiteriano:

“El Sábado es parte de … los Diez Mandamientos. Solamente esto despeja la duda acerca de si la institución es perpetua. Hasta … que se pueda mostrar que toda la ley moral ha sido abolida, el Sábado permanecerá … Las enseñanzas de Cristo confirman la perpetuidad del Sábado” ( T. C. Blake, Teología Condensada, p. 474, 475).

Varios:

“Las gentes de habla inglesa han sido los más persistentes en perpetuar la asunción errónea de que el cuarto mandamiento se pasó al domingo … Se habla frecuentemente, y erróneamente, del domingo como día de reposo” (F. M. Setzler, director jefe, departamento de antropología, Smithosian Institute, carta, 1 de septiembre de 1949).

CONCLUSIÓN

No existen evidencias en la Biblia de que Jesús haya cambiado el día de reposo del sábado al domingo. Ni siquiera los primeros cristianos tuvieron problemas con esto, ya que el sábado fue el día de reposo hasta casi el año 350 d.C.

En esta época, la iglesia católica, nacida en el seno de Roma, con el apoyo del emperador Constantino, usó su autoridad para cambiar el día de reposo del Sábado al Domingo sin ninguna justificación Bíblica, tomando como criminales a todos aquellos que no adoraran en Domingo.

Autor: Nicolás Aguirre Dobernack

Fuentes: fuente 1 fuente 2 fuente 3


Arreortua y Fuentes

Que Dios les siga Bendiciendo grandemente