6 de agosto de 2015

¿Qué es hablar en lenguas?

Dios comenzó su Iglesia con el milagro de hablar en lenguas. Más tarde, Pablo corrigió errores acerca de este tema. ¿Qué significa el hablar en lenguas para nosotros hoy?


Algunos milagros extraordinarios ocurrieron en el día de Pentecostés en el año 31 d.C. Primero vino un estruendo del cielo “como de un viento recio que soplaba” (Hechos 2:2). “Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos” (v. 3).

Hablar en lenguas, Hechos 2

Luego, según Hechos 2:4, los apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo y “…comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Entonces, ¿qué era hablar en lenguas? ¿Qué ocurrió exactamente? ¿Qué ocurrió exactamente? La palabra griega para “lenguas” es glossa. Tal como se utiliza en Hechos 2:4, glossa se refiere al “don sobrenatural de hablar en otro lenguaje sin haberlo aprendido antes” (Diccionario Expositivo de palabras del Antiguo y el Nuevo Testamento, de Vine).
En Hechos 2:4-13, las circunstancias se narran de acuerdo con el punto de vista de los oyentes; para aquellos que escucharon las declaraciones en sus lenguas esto les pareció un fenómeno sobrenatural” (ibid.). El versículo 8 nos demuestra lo milagroso que fue: “¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?”.
Entonces, el milagro ese día significaba sencillamente que cada miembro de la audiencia—partos, medos, elamitas, romanos, cretenses y árabes, etc.—escuchaba hablar a los apóstoles en su propia lengua “las maravillas de Dios”, sin importar en qué lengua estuvieran hablando los apóstoles.

Hablar en lenguas en 1 Corintios 14

Muchos años después de que este suceso ocurriera en Jerusalén, algunos miembros en Corinto habían recibido el don de hablar en diferentes lenguas (idiomas). Sin embargo, en lugar de utilizar este don para el beneficio y la ayuda de otros, ellos se llenaron de orgullo. El apóstol Pablo entonces escribió 1 Corintios 14 para solucionar el problema. En el versículo 9, Pablo les recordó: “así también vosotros, si por la lengua [aquí glossa se refiere simplemente al órgano del habla] no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire”.
Más tarde, en los versículos 27 y 28, Pablo dio ésta instrucción: “Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios”.
O sea, que la lengua que se hablara en la iglesia debía ser de valor para los oyentes. Para ilustrar el punto, una audiencia que hable español no se beneficiaría de alguien que hablara alemán, a menos que ellos también supieran alemán o hubiera un intérprete entre ellos.

Cómo aplicar hoy las instrucciones de Pablo acerca de hablar en lenguas

Por lo tanto, nuestros miembros no hablan en la iglesia lenguas ininteligibles, que nadie más entienda o pueda beneficiarse de ellas. Sin embargo, algunos en la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, hablamos diferentes idiomas tales como francés e inglés, y hay traductores también.
El don de “hablar en lenguas” no es el único criterio que prueba si alguien tiene el Espíritu Santo. También hay otros dones espirituales, tales como la palabra de sabiduría y la palabra de ciencia (1 Corintios 12:8), que vienen por medio del Espíritu Santo de Dios. Además, el fruto—el resultado de tener el Espíritu Santo—es que uno demostrará amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza en su vida (Gálatas 5:22-23).

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¿Es pecado la pornografía?

¿Es pecado ver pornografía? Si es así, ¿Por qué prohibe Dios la pornografía?

La pornografía se define como “la descripción del comportamiento erótico (en imágenes o escritura) que pretende causar excitación sexual”. Estas descripciones son un mal uso de la relación sexual que Dios creó para ser usada entre el esposo y la esposa. En lugar de ser un acto de amor matrimonial, el sexo es reducido a un acto de lujuria.
El séptimo mandamiento de los 10 mandamientos de Dios tiene que ver con el comportamiento sexual: “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14). El principio subyacente del séptimo mandamiento es proteger la unidad del matrimonio y por lo tanto, la familia. El único escenario aceptable para la expresión del amor sexual es en el contexto del matrimonio, entre el esposo y la esposa. Según el Creador de la sexualidad, la intimidad sexual antes del matrimonio o con cualquier otra persona fuera del cónyuge es un pecado.
Jesús magnificó esto, mostrando la perspectiva que Dios tiene de la codicia sexual en Mateo 5:27-28: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.
Así que la respuesta clara es, la pornografía sí es un pecado. Pero puede ser útil entender por qué para Dios es pecado.

¿Por qué la pornografía es pecado?

Dios no prohíbe cosas que son buenas para nosotros, pero Él prohíbe cosas que son dañinas. Como Él ha diseñado la mente humana, Dios está consciente del hecho de que la unión matrimonial involucra fidelidad mental, además de la fidelidad física. Esto se debe a que la fidelidad o la infidelidad comienzan en la mente. Cada acción, justa o pecaminosa, comienza con el proceso del pensamiento. Es imposible para una persona que se permite ser infiel en la mente continuar totalmente comprometida a su relación matrimonial y a la familia.
Dicho de otra forma, la pornografía daña la relación matrimonial y la familia—y para aquellos que no se han casado todavía, daña su potencial para disfrutar de una relación matrimonial duradera y positiva y una vida familiar.

Las investigaciones confirman los efectos nocivos de la pornografía

Acerca de la pornografía se han hecho muchas investigaciones. Veamos los hallazgos del Instituto de investigación del matrimonio y la religión: “La pornografía es una representación visual de la sexualidad que distorsiona el concepto de una persona acerca de la naturaleza de las relaciones conyugales. Esto, a su vez, altera tanto la actitud sexual como el comportamiento. Es una gran amenaza para el matrimonio, la familia, los hijos y la felicidad individual. Al socavar el matrimonio es uno de los factores que socavan la estabilidad social”.
Los puntos específicos que esta investigación sacó a la luz son:
  • Los hombres casados que están involucrados con pornografía se sienten menos satisfechos con sus relaciones conyugales y menos comprometidos emocionalmente con sus esposas. Las esposas se dan cuenta de esto y se sienten dolidas por la diferencia.
  • El uso de la pornografía es un camino que conduce a la infidelidad y al divorcio, y con frecuencia es un factor predominante en estos desastres familiares.
  • Entre las parejas afectadas por la adicción de un cónyuge, cerca de 2/3 experimentan una disminución del deseo de relaciones sexuales.
  • Ambos cónyuges perciben que ver pornografía es equivalente a la infidelidad.
  • Ver pornografía conduce a una pérdida de interés en las buenas relaciones familiares.
Nuevamente, el pecado hace daño y la pornografía hace daño a los matrimonios, familias e hijos, porque daña la mente y afecta las relaciones de la persona que la ve. En las Escrituras la solución para todo pecado es arrepentirse y buscar el perdón de Dios, tomando la decisión de no volver a repetir el error otra vez (Hechos 2:38-39; 2 Corintios 7:10-11). Por lo tanto, toda persona que desee vivir una vida cristiana debe poner todo su empeño en sacar la pornografía de su vida y arrepentirse y buscar el perdón de Dios.

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Décimo mandamiento: no codiciarás

El décimo mandamiento nos dice que no codiciemos. Va al meollo del pecado. Examina nuestras motivaciones, y muestra cómo quiere Dios que pensemos.

Dios registró el décimo mandamiento en Éxodo 20:17:
“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”.
En la segunda lista de los 10 mandamientos que aparece en Deuteronomio 5, el orden de las cosas que no deben ser codiciadas es ligeramente diferente (esposa antes de casa), lo cual es un argumento en contra de dividir este mandamiento en dos, como lo hacen los católicos.
Deuteronomio 5:21 dice: “No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”.
En términos modernos, la codicia a menudo incluye los automóviles, aparatos electrónicos, dinero, prestigio, etc., de nuestro prójimo.

Lo más importante del asunto

Jesucristo dejó claro en el Sermón del Monte y a través de sus enseñanzas que la ley de Dios involucra algo más que nuestras acciones. La verdadera obediencia al décimo mandamiento involucra nuestros pensamientos, actitudes y enfoques.
Aun antes de que Cristo ampliara el significado de las leyes, este décimo mandamiento agregó profundidad a todos los mandamientos al tener en cuenta nuestros corazones y motivos. La codicia y todo pecado comienza en nuestro corazón.
“Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre” (Mateo 15:18-20).

La codicia y la idolatría

Dios aun establece un vínculo entre el décimo mandamiento acerca de la codicia y el segundo mandamiento en contra de la idolatría. Cuando ponemos nuestra ambición y egoísmo por encima de Dios, esto se puede convertir en idolatría.
El apóstol Pablo escribió: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia” (Colosenses 3:5-6).
Pablo también hizo esta comparación en su carta a la iglesia de Éfeso: “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Efesios 5:5).
Jesucristo explicó: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24). La adoración a las riquezas nos separa de la adoración al Dios verdadero.
Esa es la razón por la que Jesucristo también nos dijo: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro Tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19-21).

Malos ejemplos de codicia

La Biblia da muchos ejemplos malos de codicia, tales como cuando David codició a Betsabé (2 Samuel 11:1-4) y Acab codició la viña de Nabot (1 Reyes 21:1-6). En ambos casos, este pecado mental condujo a otros pecados, incluso el homicidio.

Antídotos de la codicia

Cuando codiciamos, es como rendirnos a una mentalidad tóxica y egoísta que conduce al pecado y muerte. Afortunadamente, la Biblia identifica tanto la cura como la enfermedad. Entre los antídotos de la codicia están:
  • Contentamiento. Pablo dijo “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11). Él escribió: “sé vivir humildemente, y se tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (vv. 12-13).
  • Generosidad. Si aprendemos a ser “ricos en buenas obras, dadivosos, generosos”, estaremos atesorando “para lo porvenir [para echar] mano de la vida eterna” (1 Timoteo 6:18-19).
  • Fe. Nosotros podemos confiar “en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Timoteo 6:17). Podemos saber que Dios tiene una herencia gloriosa para aquellos que tienen fe en Él. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
Si usted desea saber más acerca de la fe que hace posible que confiemos en Dios para nuestras necesidades y deseos, busque en este sitio el artículo: “¿Qué es la fe?”
Cuando descubrimos que hemos pecado y quebrantado los diez mandamientos de Dios, debemos volvernos a Dios con arrepentimiento. Si usted desea saber más acerca de este vital tema, busque nuestra sección sobre el “Arrepentimiento”.

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Noveno mandamiento: no darás falso testimonio

El noveno mandamiento se encuentra en Éxodo 20:16: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”. Este principio incluye todas las formas de mentir

Las leyes modernas de perjurio se basan en este concepto de recalcar la importancia de la verdad y veracidad. El objetivo del Noveno Mandamiento de Dios es más profundo.

Dios de verdad

Dios es un Dios de verdad. Él quiere que aprendamos a odiar la mentira y deshonestidad y a amar la verdad. Consideremos las escrituras acerca de cuán importante es la verdad para Dios:
  • “Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él” (Deuteronomio 32:4).
  • “Porque el Eterno es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones” (Salmo 100:5).
  • “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
  • “Tu palabra es verdad” (Juan 17:17).
  • “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Juan 18:37).
El noveno mandamiento está diseñado para prevenir la calumnia y perversión de la justicia.
Como le dijo Dios a Moisés y a los israelitas: “No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso. No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios.…
“No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito. De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío. No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos” (Éxodo 23:1-2, 6-8).
La mentira y deshonestidad pervierten y corrompen los corazones y son abominaciones a Dios.
¿Hay algo que sea imposible para Dios? ¡Sí! La Biblia dice que es imposible para Dios mentir (Tito 1:2; Hebreos 6:18). Él no mentirá.

El padre de mentira

Por otro lado, Satanás es el padre de las mentiras. Jesucristo explicó a los que se estaban justificando a sí mismos y se burlaban de Él: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).
La primera mentira registrada fue cuando Satanás, a través de la serpiente, le dijo a Eva que Dios les había mentido: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3:4-5). Qué acto de engaño tan diabólico—¡mentir al llamar mentiroso a nuestro Dios, alguien totalmente confiable !
Anhelamos el día en que Satanás ya no engañará a las naciones (Apocalipsis 20:3).

No es necesario jurar

El espíritu del noveno mandamiento va más allá de no jurar falsamente. Cada una de nuestras palabras debe ser confiable—no es necesario jurar.
Como Jesús enseñara en el Sermón del Monte: “Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede” (Mateo 5:33-37).
Dios quiere que sustituyamos la mentira con honestidad en nuestras palabras y nuestros corazones y nuestros pensamientos.

¿Qué sucede con las “mentiras blancas”?

Algunos se preguntan si es posible decir siempre la verdad y sugieren que las “mentiras blancas” son necesarias para evitar herir a otros. Pero la Biblia dice que debemos estar “siguiendo la verdad en amor” (Efesios 4:15). Las mentiras blancas no son necesarias; pero debemos hablar la verdad siempre con tacto, bondad y cortesía.
El apóstol Pablo también dijo a los cristianos de Éfeso que “desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros” (Efesios 4:24-25).

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Octavo mandamiento: no robarás

El octavo mandamiento está registrado en Éxodo 20:15: “No robarás”. La Biblia describe muchas formas de robar que debemos evitar.

Se han promulgado muchas leyes humanas para proteger las posesiones y propiedad personales de aquellos que buscan apropiárselas. Pero el intento del octavo mandamiento es más profundo.

Muchas formas de robar

Hay muchas formas de robar; por ejemplo, hacerle trampas a alguien o aun atrasarse en pagarle a alguien lo que se le debe: “No hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro. No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana” (Levítico 19:11, 13).
El apóstol Santiago advirtió fuertemente a los ricos que oprimían a sus trabajadores y al pobre: “Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza” (Santiago 5:2-5).
Las compañías procuran robar de la gente por medio de publicidad engañosa y productos y servicios de mala calidad. Los empleados pueden robar de sus patrones al perder el tiempo o hacer cosas personales durante su tiempo de trabajo.
Gente perezosa puede tratar de tomar ventaja de la bondad de otros; esto motivó que el apóstol Pablo escribiera: “Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entrometiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan” (2 Tesalonicenses 3:10-12).

Obtener es lo opuesto de dar

El octavo mandamiento protege la propiedad personal y nos enseña a respetar la propiedad de otros. Más que eso, en su intento espiritual este mandamiento contrasta dos caminos de vida: obtener y dar.
Consideremos cómo el apóstol Pablo describe lo opuesto de robar: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28).
La Biblia elogia repetidamente las virtudes de dar. Consideremos estos pasajes:
  • “Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene que comer, haga lo mismo” (Lucas 3:11).
  • “Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses” (Mateo 5:42).
  • “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).
Jesucristo resumió los beneficios del camino de Dios de esta manera: “Mas bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).

¿Robarle a Dios?

El Dios eterno es el Creador de todo lo que existe. Por lo tanto Él es en realidad el dueño del universo entero:
  • “Del Eterno es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan” (Salmo 24:1).
  • “¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío” (Job 41:11).
  • “Mía es la plata, y mío es el oro, dice el Eterno de los ejércitos” (Hageo 2:8).
Es bueno que recordemos que Dios es la fuente de todo don perfecto que tenemos (Santiago 1:17). Así que Dios nos permite disfrutar de sus bendiciones, y Él sólo nos pide que lo reconozcamos con una décima parte (un diezmo) de lo que Él provee.
La Biblia advierte contra robarle a Dios los diezmos y ofrendas que se le deben, pero promete bendiciones a aquellos que sí le dan a Él:
“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Eterno de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:8-10).

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Séptimo mandamiento: no cometerás adulterio


El séptimo mandamiento está registrado en Éxodo 20:14: “No cometerás adulterio”.

Dios se propuso que la relación sexual entre un esposo y una esposa sea un vínculo exclusivo e íntimo para fortalecer la relación matrimonial.
El relato de la creación muestra el maravilloso propósito de Dios para hombres y mujeres y para el vínculo matrimonial. “Y dijo el Eterno Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.…
“Entonces el Eterno Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que el Eterno Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
“Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamad Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:18, 21-24).
Por lo tanto la prohibición del sexo extramarital—adulterio—fue diseñada para proteger la santidad del matrimonio y mostrar la importancia de la fidelidad.

El espíritu del séptimo mandamiento

Jesucristo explicó con más detalle el séptimo mandamiento para mostrar el espíritu de la ley. Él dijo que aún mirar lujuriosamente es adulterio mental: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” (Mateo 5:27-29).
Algunas personas en el primer siglo, y en la actualidad también, consideraban que se debe dar rienda suelta a los apetitos naturales. El apóstol Pablo describió este enfoque y lo rebatió en su primera carta a los corintios. “Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo” (1 Corintios 6:13). Pablo explicó que el Dios que creó nuestros cuerpos y quiere vivir en nosotros, quiere que seamos puros.
Nosotros debemos huir de la inmoralidad sexual: “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca” (1Corintios 6:18). No debemos ceder a los deseos sexuales y la tentación; debemos seguir el ejemplo de José quien huyó ante la insinuación sexual de la esposa de su amo (Génesis 39:6-20).

Todo sexo fuera del matrimonio es prohibido

Toda tipo de sexo fuera del matrimonio es prohibido. Pablo dijo que el sexo premarital, el adulterio, la homosexualidad y otros pecados le impedirían a una persona la entrada en el Reino de Dios: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, no los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9-10).
Pero Dios provee la manera de abandonar las malas prácticas y pecados sexuales a través del arrepentimiento y la conversión: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11). Dios ofrece lavar nuestro pasado pecaminoso y darnos un corazón limpio y puro.
El sexo dentro del matrimonio es puro y bueno: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4). No permita que la sociedad le haga creer que el sexo no tiene ningún valor, y lo convierta en una necesidad fisiológica , algo que tiene que ser satisfecho a toda costa, o un deporte hedonista y extremo. Lea las advertencias de Salomón acerca del atractivo de la inmoralidad y sus consecuencias en comparación con la dicha de un amor comprometido (Proverbios 5:1-20).
La conclusión poética de Salomón es: “Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña?” (Proverbios 5:18-20).
 

Sexto mandamiento: no matarás

Dios registró el sexto mandamiento en Éxodo 20:13: “No matarás”. Dios valora la vida enormemente y quiere que nosotros también la valoremos.

Dios es el dador de la vida. Él sopló dentro del primer hombre el aliento de vida (Génesis 2:7), y su plan es darle a cada ser humano una oportunidad de vida verdadera—vida eterna como sus hijos e hijas en su Reino. Jesucristo dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Él desea que todos se arrepientan y reciban salvación (1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9). Esta vida física es el campo de entrenamiento para esa vida futura.
Dios valora la vida enormemente. Él nos dice que escojamos la vida: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19).
Dios mostró el valor de la vida humana al requerir la pena capital por el homicidio de otra persona (Éxodo 21:12, 14). Desde luego, cuando alguien mataba accidentalmente a otro ser humano, el castigo era diferente (Éxodo 21:13; Números 35:11).

La intención espiritual del sexto mandamiento

Jesucristo detalló el sexto mandamiento para enfatizar su intento espiritual. Él nos dijo que no nos debemos enojar sin causa ni debemos permitir que el enojo nos lleve a violentarnos contra otra persona o abusemos de ella verbalmente:
“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpado de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio [que significa “cabeza hueca”], a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego” (Mateo 5:21-22).
Hay un enojo justo (Dios se enoja contra el pecado, como muestra Hebreos 3:17), pero debe ser controlado, tal como Dios lo hace con paciencia y misericordia. Joel 2:13 nos muestra esto, y nos alienta a apelar a la misericordia de Dios: “Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos al Eterno vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”.

El odio es homicidio

La Biblia muestra que el odio es una actitud homicida. El apóstol Juan escribió: “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él” (1 Juan 3:15).
La Biblia también muestra los peligros de nuestras palabras y que nosotros podemos cometer homicidio con nuestras lenguas (Proverbios 18:21). “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal” (Santiago 3:5-8).
Debemos reemplazar el odio—la actitud de homicidio—con amor, y mostrarlo con hechos: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. … Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:14, 17-18).
No debemos odiar ni a un enemigo, sino amar, bendecir, hacer bien y orar por ellos. Como Jesucristo enseñó en el Sermón del Monte: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:43-45).

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Quinto mandamiento: honra a tu padre y a tu madre

El quinto mandamiento dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Eterno tu Dios te da”.

Los cuatro primeros mandamientos definen cómo quiere Dios que le mostremos amor. Este quinto mandamiento marca el comienzo de una serie de seis mandamientos que nos muestran cómo amar a otras personas—empezando desde nuestros más tempranos años en la familia.
En cierto modo, el quinto mandamiento conecta las dos secciones, ya que Dios se revela a Sí mismo como nuestro Padre amoroso. ¡Ningún padre merece tanto honor como nuestro Padre Celestial! No obstante la Biblia muestra que la humanidad, y aun aquellos escogidos para ser el pueblo de Dios, a menudo han fallado en mostrar ese honor y respeto a nuestro Dios Creador.
Dios señaló este problema tan común en Malaquías 1:6: “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy señor, ¿dónde está mi temor?”
Este quinto mandamiento nos ayuda a ver cómo el aprender respeto y honor en el ambiente familiar nos ayuda a prepararnos para mostrar honor a nuestro grandioso Padre Celestial.

El primer mandamiento con promesa

El apóstol Pablo reiteró el quinto mandamiento, y enfatizó que es el “primer mandamiento con promesa: ‘para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra’” (Efesios 6:2-3). Todos los mandamientos de Dios son dados para nuestro beneficio, pero éste es especialmente resaltado por Dios por las bendiciones que trae para el individuo, la familia y la sociedad en general.
Pablo abunda en este tema de relaciones familiares con mandatos tanto para los hijos como para los padres: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (v. 1). Una sociedad que funcione bien y las relaciones felices están basadas en el respeto y obediencia a la autoridad. Es mucho más fácil si aprendemos esto a temprana edad—y con esto evitamos tener que aprenderlo por la línea dura, en el campamento militar, la prisión o al perder el empleo. Dios quiere que aprendamos a “honrad a todos” (1 Pedro 2:17). Debemos someternos a la autoridad, “Porque no hay autoridad sino de parte de Dios” (Romanos 13:1). Esto no significa que Dios condone liderazgos represivos y de mano dura. Él responsabiliza a los padres, maestros y otros líderes y los someterá a un juicio más estricto (Santiago 3:1).

El honor no debe terminar cuando dejamos el hogar

La familia es un compromiso de toda la vida; refleja la permanencia de la relación familiar a la cual hemos sido llamados, al llegar a ser hijos de Dios. Como el apóstol Juan escribió,:“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1).
Dios se propone que nosotros continuemos mostrando respeto y honor a nuestros padres aún después de dejar el hogar y tal vez aún más conforme ellos envejecen y pueden requerir ayuda y cuidado. Jesucristo mostró la hipocresía de algunos que trataban de esquivar su responsabilidad de honrar y sostener a sus padres de avanzada edad:
“¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición” (Mateo 15:3-6).
Dios quiere que durante toda la vida, honremos y respetemos a nuestros padres.

El crucial papel de los padres

El apóstol Pablo también exhortó a los padres: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4). A los Colosenses, Pablo les agregó: “…para que no se desalienten” (Colosenses 3:21). Los padres deben ser conscientes de su papel de maestros, pero deben hacerlo de una forma tal que animen y no provoquen a sus hijos.
La expresión “criadlos en disciplina y amonestación del Señor”, se explica más detalladamente en el libro de Deuteronomio. Dios les dice a los padres: “Y amarás al Eterno tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:5-7).
El papel de los padres es algo fundamental y conlleva muchos retos. Merece respeto.

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El cuarto mandamiento: acuérdate del día de reposo


Tras seis días de creación, Dios estableció el día de reposo para que nos acordemos de Él. Pero, ¿cómo quiere Dios que guardemos este día en la actualidad?

Dios describe su cuarto mandamiento en Éxodo 20:8-11:
“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”.

El día de reposo como parte de la creación

Como leemos en Génesis 2:1-3, Dios estableció el día de reposo en el último día de la semana de creación. Y este día fue hecho para que recordemos a nuestro Creador: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”.
Cuando recordamos este día, descansando cada sábado, estamos obedeciendo el mandamiento de Dios y también siguiendo su ejemplo. ¿Cómo podríamos saber la manera en que Dios quiere que le adoremos si Él no lo hubiese revelado? ¿Cómo podría un ser humano mortal saber en qué consiste el tiempo santo si Dios no se lo enseña? Afortunadamente, y aunque sólo algunos pocos se “acuerdan” del séptimo día de reposo, Dios sí ha revelado estas cosas.
En Deuteronomio 5:12-15, Dios reitera el mandamiento del sábado haciendo énfasis en cómo se relaciona con el concepto de libertad. Tal como los israelitas fueron librados de su esclavitud bajo la mano de Faraón, rey de Egipto, nosotros podemos ser librados de Satanás y el pecado. El poderoso Libertador que sacó a los Israelitas de Egipto, quien luego llegó a ser Jesucristo (1 Corintios 10:4), es también nuestro Redentor y Salvador en la actualidad.

¿De quién es el día de reposo?

En Éxodo 20:10 leemos que “el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios”. En otras palabras, el sábado pertenece a Dios; cómo Jesús mismo dijo, Él es “Señor aun del día de reposo” (Marcos 2:28). Pero Cristo también reveló que la verdadera razón por la cual creó el sábado es para nuestro beneficio; “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27).
Sin embargo, el sábado no fue creado para que busquemos nuestro provecho egoístamente. Como dice Deuteronomio 5:14, debemos permitir que nuestros empleados también descansen en el día de reposo. Y, en Mateo 12:10-13, Jesús aclaró que es correcto hacer obras buenas en sábado, como cuando es necesario atender una emergencia, y lo demostró a través de su ejemplo al curar enfermos y heridos durante el día de reposo.
¿Por qué los fariseos acusaron a Jesús de hacer “lo que no es lícito hacer en el día de reposo” (Mateo 12:2)? Porque ellos y sus antepasados habían tergiversado las lecciones que Dios quiso entregarnos cuando castigó a los israelitas por quebrantar el sábado y otros de sus mandamientos. Las leyes de Dios no son agobiantes (1 Juan 5:3), pero los fariseos habían creado una gran cantidad de leyes humanas en torno a la observancia del sábado que se habían convertido en una verdadera carga (Mateo 23:4).

El sábado hoy y en el futuro

Como revelan los capítulos 3 y 4 del libro de los Hebreos, el día de reposo tiene una conexión con la Tierra Prometida y el reino de Dios. Cada uno de estos conceptos es análogo a los demás, siendo la Tierra Prometida una imagen imperfecta del futuro reino de Dios, donde prevalecerá la paz.
El sábado, el día en que Dios descasó de la creación, es tanto un anticipo como un recordatorio semanal del futuro y maravilloso reposo que nos espera cuando ya no seamos esclavos del pecado (Hebreos 4:4, 9). “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9).
En ese futuro reino, todos adorarán a Dios en su día de reposo (Isaías 66:23).

El mandamiento del sábado en la actualidad

Aun en la actualidad, Dios espera que trabajemos diligentemente durante seis días para poder proveer lo necesario y guardar el sábado apropiadamente cada semana. Así es como aprendemos a ser diligentes, a planificar y a tener nuestras prioridades en orden. Dios no nos ordena descansar un día a la semana para fomentar la pereza; lo hace por que lo necesitamos.
El sábado no es un día para dormir y no hacer nada, es un día para hacer algo diferente a lo que hacemos el resto de la semana: volver a enfocarnos en Dios y adorarle, pasar tiempo con otros cristianos que piensen como nosotros (Hebreos 10:24-25), orar, estudiar la Biblia y meditar.
El día de reposo es una ocasión para pasar tiempo en familia, admirar la creación y servir a los demás, haciendo cosas como visitar a las viudas y los huérfanos (Santiago 1:27). El sábado debe ser un deleite, pero no porque sea un día para dedicarnos a nuestros pasatiempos o intereses, sino porque es un día para honrar a Dios, agradarle y hacer su voluntad (Isaías 58:13-14).

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Tercer mandamiento: No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano

El tercer mandamiento prohíbe el lenguaje profano, la blasfemia y las maldiciones: “No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano”.

El tercer mandamiento está registrado en Éxodo 20:7. No tomar el nombre de Dios en vano significa no tomarlo a la ligera y nunca usar el santo nombre de Dios para maldecir irreflexivamente. Éste es quizás el pecado más común en la actualidad, ya que el lenguaje profano es ampliamente utilizado en la televisión y en la industria cinematográfica. Pero Dios nos dice que dejemos de usar las blasfemias y el lenguaje obsceno y que bendigamos en lugar de maldecir.
El apóstol Pablo escribió a los cristianos de Colosas: “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca” (Colosenses 3:8). Él también dio esta instrucción a la iglesia en Roma, “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis” (Romanos 12:14).

Reverenciando y representando a Dios apropiadamente

En lugar de usar su nombre en vano con lenguaje profano, nosotros debemos reverenciar a Dios y representar su nombre bien. Jesucristo exhortó a sus seguidores a dar el ejemplo correcto para que la gente glorificara el nombre de Dios. “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16).
En contraste, Pablo advirtió que nuestras acciones erróneas podían difamar el nombre de Dios: “Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros” (Romanos 2:23-24, aludiendo a pasajes del Antiguo Testamento tales como Isaías 52:5 y Ezequiel 36:22).

Oraciones y alabanza en lugar de lenguaje profano

Jesús nos dijo que el nombre de Dios debe ser “santificado” en nuestras oraciones (Mateo 6:9). Es decir, debe ser guardado santo.
El libro de Salmos y muchas otras partes de la Biblia dan ejemplos de la alabanza y honor que se deben dar al nombre de Dios. He aquí algunos pocos ejemplos:
  • “¡Oh Eterno, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!” (Salmo 8:1).
  • “Tributad al Eterno, oh hijos de los poderosos, dad al Eterno la gloria debida a su nombre; adorad al Eterno en la hermosura de la santidad” (Salmo 29:1-2).
  • “Bendice, alma mía al Eterno, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al Eterno, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Salmo 103:1-5).
  • “Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz” (Daniel 2:20-22).
  • “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11).

Orar en el nombre de Jesús

¡Es sorprendente que Jesucristo de a sus seguidores el gran privilegio de orar usando su nombre! “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:14).
Nosotros no debemos usar mal este privilegio; no es como un genio en una botella. Debemos pedir sólo de acuerdo a su voluntad, no egoístamente. Como escribió el apóstol Juan, “Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1 Juan 5:14-15).
En lugar de usar lenguaje profano, debemos “hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él” (Colosenses 3:17).

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Segundo mandamiento: No te harás imagen

¿Por qué nos ordena Dios en el segundo mandamiento que no hagamos ídolos ni ninguna representación de Él? ¿Cómo se aplica en la actualidad este mandamiento acerca de la idolatría?

El segundo mandamiento contra la idolatría está registrado en Éxodo 20:4-6:
“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Eterno tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.
Dios nos ordena no hacer ídolos o cualquier representación de Él. Nada de lo que podemos hacer puede compararse con el Dios Todopoderoso—la obra humana sólo nos daría una imagen falsa del verdadero Dios. No debemos usar estatuas, cuadros, joyas o cualquier otra cosa para representar a Dios o como un medio físico para adorarlo.
Este mandamiento, desde luego, también prohibió la idolatría de dioses paganos que no son dioses en lo absoluto. El apóstol Pablo estuvo de acuerdo en que los ídolos no son nada, pero señaló que “lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios” (1 Corintios 10:20).

La imagen de Dios

Obviamente, nosotros no debemos adorar héroes humanos o estrellas o amarnos a nosotros mismos con un amor narcisista. Pero hay un aspecto en el cual nosotros los humanos hemos sido hechos a imagen de Dios
En la creación, Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:26-27).
Dios quiere que lleguemos a ser como Él en carácter, amor, elecciones, actitudes y enfoques. Debemos permitir que Cristo viva en nosotros—esforzarnos por vivir siempre como Él vivió (Gálatas 2:20; 1 Juan 2:6; 1 Pedro 2:21). Debemos vivir vidas piadosas y reflejar la luz de Dios “para que [ellos] vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).

La Idolatría y el segundo mandamiento en la actualidad

¿Cómo se aplica el segundo mandamiento en nuestro mundo moderno materialista? La gente en la actualidad todavía tiende a adorar las obras de sus propias manos (Jeremías 1:16). La idolatría a menudo tiene nexos con la codicia—el deseo de tener más de las cosas que los ricos y famosos tienen (Efesios 5:5; Colosenses 3:5).
Dios no quiere que se le adore como eran adorados los dioses paganos (Deuteronomio 12:29-32). También se nos dice que no adoremos ángeles o santos (Colosenses 2:18; Apocalipsis 19:10). En lugar de ello debemos adorar a Dios en espíritu y en verdad.
Como Jesús le dijo a la mujer samaritana: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23-24).
No debemos adorar a la creación. En lugar de eso, la creación debe ayudarnos a apreciar a nuestro gran Creador.
El apóstol Pablo escribió: “Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visible desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (Romanos 1:20-23).
Es fascinante leer cómo Pablo explicó esto a los filósofos paganos en Atenas, usando la analogía de que el Dios verdadero es el que ellos llamaban el Dios desconocido. “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:24-25; leer el resto del relato en los versículos 22-31).
No debemos permitir que las cosas físicas nublen nuestro entendimiento y adoración del Dios Creador.
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Primer mandamiento: No tendrás dioses ajenos

El primer mandamiento está registrado en Éxodo 20:3: “No tendrás dioses ajenos delante de Mí”. Nos dice que pongamos a Dios en primer lugar.

Dios empezó los 10 mandamientos de esta manera: “Yo soy el Eterno tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:2-3).
El primer mandamiento establece la pauta para los primeros cuatro mandamientos, los cuales pueden resumirse como: “Amarás al Eterno tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:5). Jesucristo llamó a este resumen el gran mandamiento (Mateo 22:37-38).

El ejemplo de Jesús

Jesús dio el ejemplo de cómo poner a Dios en primer lugar. Aun después de ayunar durante 40 días, Él respondió a la tentación de Satanás diciendo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Vivir por cada palabra de Dios involucra el compromiso de siempre escuchar lo que Dios nos enseña en la Biblia y no apoyarnos en nuestra propia prudencia” (Proverbios 3:5-6).
Al enfrentar las tentaciones de Satanás, Jesús también citó, “Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Mateo 4:10). Él ahondó en este concepto cuando señaló que no podemos servir a Dios y servir al dios del materialismo (Mateo 6:24). Él dijo que nuestro enfoque y prioridad debe ser “buscar primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33).

La grandeza de Dios y nuestra respuesta

El primer mandamiento nos recuerda que debemos enfocarnos en el sorprendente poder y majestad de nuestro Creador Dios. Él exhibió su poder cuando exclamó con voz de trueno estos mandamientos desde el Monte Sinaí:
“Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos” (Éxodo 20:18).
El respeto y temor del poder de Dios no es una cosa mala. Moisés le dijo al pueblo el resultado que nuestro amoroso Creador quería: “Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis” (Éxodo 20:20).
El sabio Rey Salomón explicó: “El principio de la sabiduría es el temor del Eterno; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Proverbios 1:7).
Y Jesucristo les dio la perspectiva correcta a sus discípulos: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28). Los humanos tendemos a temer a otras personas que podemos ver y nos olvidamos de temer al Dios Todopoderoso al cual no podemos ver.
Cristo prosiguió esta enseñanza del sorprendente propósito de Dios y de su amor por nosotros. El Dios que está pendiente de cada pajarillo que cae y conoce el número de cabellos que tenemos en nuestra cabeza, dice a sus fieles seguidores: “Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 10:31).
El temor correcto de Dios no es terror o angustia, sino reverencia y profundo respeto que reconoce el poder de Dios todopoderoso y pone a Dios en primer lugar. Este respeto positivo debe crecer en profunda apreciación del amor de Dios y de sus leyes y camino de vida. Nosotros debemos crecer de tal manera que nuestra obediencia a Dios no sea por temor sino que sea por amor (1 Juan 4:18; 5:3).

Cómo quebrantamos el primer mandamiento al no poner a Dios en primer lugar

Existen muchos peligros y tentaciones que pueden conducirnos a desobedecer el primer mandamiento. Este mandamiento no es sólo acerca de dioses y religiones falsas. Cualquier cosa a la cual demos mayor prioridad que al Dios verdadero es causa de que pequemos.
El orgullo, que es una falla común humana, quebranta este mandamiento al ponerse uno mismo por encima de Dios. Como escribió Santiago: “Pero Él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Él se acercará vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y Él os exaltará” (Santiago 4:6-10).
Necesitamos buscar la ayuda de Dios para ver las cosas desde la perspectiva de Dios—para salirnos de nuestra perspectiva egoísta.
La Biblia también advierte sobre las fallas comunes humanas del olvido y descuido (Deuteronomio 8:11-19). Tanto los buenos tiempos como lo malos tiempos pueden poner a prueba nuestro compromiso de poner a Dios en primer lugar. Cómo respondemos a las pruebas le muestra a Dios si lo ponemos siempre en primer lugar.

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EL BAUTISMO ¿QUE TAN NECESARIO ES?



El Bautismo: ¿Desea Dios Que Usted Se Bautice?



¿Es el bautismo un paso necesario para obtener la salvación? ¿Qué significa ser bautizado? ¿Se debe hacer rociando o vertiendo agua sobre alguien?

Luego de su resurrección, Cristo dio una importante misión a sus discípulos: “y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16). Ese trabajo comenzó pronto, en la Fiesta de Pentecostés, cuando Pedro predicó vehementemente en la ciudad de Jerusalén.
Tras escuchar el inspirado sermón de Pedro acerca del sacrificio de Jesucristo, muchas personas sintieron culpa por sus pecados y, como consecuencia, “se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:37-38).
¡Cerca de 3.000 personas fueron bautizadas ese día, convirtiéndose así en miembros de la Iglesia de Dios! El bautismo representa la muerte y sepultura del antiguo “yo” y el nacimiento hacia una vida nueva (Romanos 6:4-6).

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IGLESIA ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA ASOCIACION DEL ISTMO, OAXACA, MEX.
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QUE DICE PABLO CON RESPECTO AL SABADO

Cambió el apóstol Pablo el mandamiento del sábado?

¿Quién cambió el séptimo día, sábado por el domingo? ¿Fue el apóstol Pablo? Analicemos su ejemplo personal en cuanto al sábado


Algunas personas que se oponen a la actual vigencia del Cuarto Mandamiento reconocen que Jesús guardó el día sábado. Sin embargo, sostienen que lo hizo solamente porque era su deber como judío y argumentan que, más adelante, Él mismo autorizó al apóstol Pablo a omitir este mandamiento en su predicación a los gentiles (personas no judías). Si bien algunos escritos del apóstol son “difíciles de entender” y, por lo tanto, son malinterpretados (2 Pedro 3:15-16), el ejemplo personal de Pablo en cuanto a la observancia del sábado es bastante claro.

La costumbre continua del apóstol Pablo

Siendo hijo de un fariseo, y habiendo sido él mismo un fariseo devoto antes de su conversión al cristianismo (Hechos 23:6; 26: 5; Filipenses 3:5), Pablo acostumbraba guardar el sábado cada semana. Este hábito continuó siendo parte de su vida luego de su conversión.
Cuando el apóstol viajó a Tesalónica y supo que había una sinagoga en esa ciudad, “Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo” (Hechos 17:2-3, énfasis añadido). Notemos que dice que Pablo “acostumbraba” guardar el sábado, lo mismo que Jesús (véase también Lucas 4:16).
Así mismo, Lucas escribe que Pablo “…discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos”, cuando se encontraba en Corinto (Hechos 18:4, énfasis añadido). Aquí nuevamente vemos que Pablo tenía el hábito de guardar el sábado yendo a la sinagoga “todos” los sábados. Además, el apóstol instó a los miembros de la Iglesia en Corinto a imitar sus costumbres, incluyendo la observancia del sábado, tal como él imitaba a Cristo (1 Corintios 11:1). El cristianismo de Pablo no difería del que Cristo enseñaba y practicaba.
En Antioquía, había un grupo de gentiles que querían escuchar la palabra de Dios, y Pablo los citó para el sábado siguiente: “Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo (el sábado) les hablasen de estas cosas. Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé; quienes hablándoles, les persuadían que perseverasen en la gracia de Dios. El siguiente día de reposo (el sábado) se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios” (Hechos 13:42-44).
Si Dios hubiera abrogado la observancia del sábado para los gentiles, entonces Pablo podría haberles predicado al día siguiente.

Los gentiles fueron alabados por ser “imitadores de las Iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea”

Cuando escribió a la Iglesia en Tesalónica, Pablo elogió a los miembros de esta numerosa congregación gentil (1 Tesalonicenses 1:9) por ser “ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada” (vv. 7-8).
¿Acaso esta congregación de Tesalónica, ejemplo para las demás congregaciones, dejó de guardar el sábado o siguió el ejemplo de las congregaciones de Judea, compuestas mayormente por judíos, al guardar el séptimo día? El mismo apóstol Pablo responde esta pregunta en 1 Tesalonicenses 2:14, “Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea”.
Todas las iglesias que se formaron por la predicación del apóstol Pablo, sean de judíos o gentiles, guardaban el sábado. La Sagradas Escrituras demuestran que Pablo no sólo guardaba el sábado sino que además enseñaba a los gentiles a hacer lo mismo.

Iglesia Adventista Del Séptimo Día Asociación del Istmo, Oaxaca, Méx.
Atte. Arreortúa y Fuentes

EL SABADO ES SOLO JUDIO??

Sábado judío? ¿o es el sábado un regalo para todos?

 ¿Es el sábado un regalo para todos o sólo un mandamiento para los judíos? ¿Qué dice la Biblia?

Hay muchas opiniones divergentes con respecto a si está vigente o no el mandamiento del sábado para los cristianos en la actualidad. Algunos piensan que en la actualidad no es necesario guardar este mandamiento. Otros sostienen que es un mandamiento sólo para los judíos. Otros creen que el séptimo día, sábado, ha sido remplazado por el primer día, domingo, mientras algunas personas piensan que guardar el sábado es una esclavitud en el Nuevo Testamento y que, por lo tanto los cristianos son libres de observar cualquier día en la actualidad.
Sin embargo, la verdad es que el sabbat de la Biblia corresponde al séptimo día, el día sábado, y eso nunca ha cambiado.

El sábado es un regalo

Cuando Dios proveyó maná al pueblo de Israel para que se alimentaran, les instruyó que debían recoger solo lo necesario para cada día pues, si acumulaban para el día siguiente, se echaría a perder durante la noche. Sin embargo, el sexto día sí debían recoger una doble porción, ya que no caería maná del cielo durante el día séptimo, y esa noche, a diferencia de las otras noches, el maná no se dañaría. En Éxodo 16:4-5, Dios explica que este mandato era una prueba para ver si Israel obedecería su ley o no.
Sin embargo, de todas maneras algunas personas intentaron recoger maná en el día séptimo y, entonces, “Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? Mirad que Jehová os dió el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día” (Éxodo 16:28-29, énfasis añadido).
En esta escritura vemos que ¡Dios les “dio” el séptimo día como un regalo! Tal como leemos en Marcos 2:27, “El día de reposo fue hecho por causa del hombre”. El sábado es un regalo para toda la humanidad, no solo para los israelitas. El sábado “día de reposo es de Jehová” (Levítico 23:3) y además es nombrado como una de las fiestas santas de Dios, es decir, como uno de los días en que el pueblo de Dios debe reunirse para adorar al Creador. El séptimo día es el día de Dios, no es un día exclusivo para un grupo de personas en un momento específico de la historia.
Dios instruyó a los israelitas que el sábado debía ser un día de descanso para todos los habitantes de sus casas, incluyendo a los sirvientes y extranjeros que vivían con ellos y a sus animales (Éxodo 20:10). Esto demuestra claramente que el sábado es una bendición para todos, ¡es un regalo que Dios deseaba dar a toda la humanidad!

El sábado es un mandamiento

Pero además de ser un regalo, guardar el sábado es un mandamiento. En Éxodo 20:8, leemos que Dios ordena tanto al pueblo de Israel como a nosotros en la actualidad lo siguiente, “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20:8-11).
A pesar de que algunos rechazan la idea de que Dios nos ordena algo más que amarlo, la Biblia revela que sus mandamientos son para nuestro propio bien. Tal como Dios explicó al antiguo Israel, “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios” (Deuteronomio 28:1-2).
La obediencia a Dios es la manera en que demostramos nuestro amor por Él. Como dijo Cristo, “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15) y el apóstol Juan agregó, “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3).
En otra ocasión, Jesús, quien es uno con el Padre (Juan 10:30), dijo además “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Obedecer a Dios no es algo opcional para quienes quieren estar en su Reino.
En conclusión, el sábado es tanto un regalo como un mandamiento. Dado que la observancia del séptimo día es una demostración de nuestro amor hacia Dios, Él siempre la espera de quienes lo buscan.

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EL SABADO UNA SEÑAL DEL PUEBLO DE DIOS

Es el sábado una señal del pueblo de Dios?


Además de ser uno de los 10 mandamientos, Dios también dice que el séptimo día, el sábado es una señal para el pueblo que Él ha apartado como santo.

En Éxodo 31:13, Dios explica a Moisés una de las razones por las cuales Él espera que su pueblo observe el día sábado; “Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico”.
Ser santificado—apartado—es una bendición de Dios
Adorar al verdadero Dios en el séptimo día era una práctica que distinguía a los antiguos israelitas de los demás pueblos. Dios también aclaró que el propósito de que le adoraran en ese día era recordar a su pueblo que Él era quien los había santificado. “Santificar significa hacer santo, es decir, separar algo del mundo y consagrarlo a Dios” (International Standard Bible Encyclopedia [Enciclopedia internacional estándar de la Biblia], “Santificación”).
Ser santificado (apartado y santo) por Dios es una bendición maravillosa. Tal como leemos en Isaías 56:2, “Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal”.
El sábado: una señal y pacto perpetuo
Dios continua explicando a Moisés la necesidad de descansar el sábado en el siguiente pasaje, “Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó” (Éxodo 31:16-17).
Aquí vemos que el sábado es un “pacto perpetuo”, es decir, estará vigente por toda la eternidad. Es por esto que el profeta Isaías, inspirado por Dios, escribió sobre la perpetuidad del sábado, que continuará aun después de que Cristo regrese a la tierra, “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová” (Isaías 66:22-23).
El ejemplo de Jesucristo y los apóstoles
Cristo mismo guardó el sábado cuando vino a la tierra: “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo (el sábado) entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” (Lucas 4:16).
Los discípulos de Jesucristo y los cristianos del primer siglo también continuaron guardando el sábado:
  • “Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo (el sábado) les hablasen de estas cosas. Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé; quienes hablándoles, les persuadían que perseverasen en la gracia de Dios. El siguiente día de reposo (el sábado) se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios” (Hechos 13:42-44).
  • “Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo” (Hechos 17:1-3).
  • “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1).
  • “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6).
A través de los tiempos siempre han existido personas que guardan el séptimo día como santo, de acuerdo con el mandamiento de Dios. Esta práctica los sigue identificando en la actualidad.


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HAY PODER EN EL NOMBRE DE DIOS


 ESTE ES UN HERMOSO CANTO QUE ENTONA SANDY PATTY, DISFRUTENLO, PERSONALMENTE SIENTO GRAN DICHA AL ESCUCHAR Y VER ESTAS IMAGENES

IN THE NAME OF THE LORD




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EL SABADO

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GRACIAS DIOS

Tal era el designio de Dios al darnos una parte que hacer en el plan de redención. El concedió a los hombres el privilegio de ser hechos participantes de la naturaleza divina y de difundir a su vez bendiciones para sus hermanos. Este es el honor más alto y el gozo mayor que Dios pueda conferir a los hombres. (el Camino a Cristo, 79) 

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DERRIBANDO GIGANTES CANTA FELIPE GARIBO

EL SIGUIENTE VIDEO SE TITULA "DERRIBANDO GIGANTES" CANTA: FELIPE GARIBO.
 LA EDICION DEL VIDEO LO HIZO SU SERVIDOR: GABRIEL ARREORTÚA TORO

YA CONOCEMOS A FELIPE GARIBO Y SABEMOS DE ANTEMANO QUE SUS CANTOS SON HERMOSOS Y CON MENSAJES UNICOS... SINCERAMENTE ME ENCANTO Y LO CREE PARA UNA VIGILIA CON ESTE TITULO, ESPERO Y EL HERMANO GARIBO NO SE MOLESTE POR ELLO.

VEANLO Y COMPARTAN CON LA IGLESIA PARA HONRAR EL NOMBRE DE NUESTRO CREADOR



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CANTO "EL AMOR, EL AMOR"

EL SIGUIENTE VIDEO ES UN CANTO HERMOSO QUE ENTONA EL CANTANTE: CARLO DUARTE; LA EDICION DEL VIDEO LA REALIZO SU SERVIDOR: GABRIEL ARREORTUA TORO, DESPUES DE UNA EXITOSA CAMPAÑA EVANGELISTICA DONDE TUVIMOS EL PLACER DE CONOCERNOS EN LA IGLESIA DE DONAJÍ, DISTRITO DE PALOMARES, OAXACA.

ESTOY SEGURO LES GUSTARA MUCHO 

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SEMANA SANTA 2015 ADVENTISTA

HOLA

EN EL SIGUIENTE ENLACE PODERMNOS ENCONTRAR TEMAS PARA LA SEMANA SANTA 2015, SI BIEN YA PASO LA FECHA DE SEMANA SANTA, ESTOS TEMAS NUNCA DEJAN DE TENER PODER DEL ESPIRITU SANTO, PERSONALMENTE HE UTILIZADO ESTOS TEMAS EN VARIAS CAMPAÑAS CON RESULTADOS MUY HERMOSOS PARA GLORIA DE DIOS ASI QUE UTILICENLOS LES ASEGURO QUE TENDRAN EXCELENTES RESULTADOS.




ADEMAS HAY TEMAS DE OTROS AÑOS ANTERIORES MUY BUENOS LISTOS PARA SER UTILIZADOS POR TODOS NOSOTROS EN LA PAGINA DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA DE LA DIVISIÓN SUDAMERICANA.

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PREPARAR UN SERMON HOMILETICA ADVENTISTA

HOLA MIS APRESIADOS HERMANOS A CONTINUACION LES TENGO UN PEQUEÑO VIDEO DONDE PODREMOS APRENDER O RECORDAR LOS PASOS ESCENSIALES Y ASPECTOS IMPORTANTES PARA PODER PREPARAR UN SERMON

IGLESIA ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA A.R.




ESPERO QUE SEA DE AYUDA PARA TODOS USTEDES

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