Luego de su resurrección, Cristo dio una importante misión a sus discípulos: “y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16). Ese trabajo comenzó pronto, en la Fiesta de Pentecostés, cuando Pedro predicó vehementemente en la ciudad de Jerusalén.
Tras escuchar el inspirado sermón de Pedro acerca del sacrificio de Jesucristo, muchas personas sintieron culpa por sus pecados y, como consecuencia, “se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:37-38).
¡Cerca de 3.000 personas fueron bautizadas ese día, convirtiéndose así en miembros de la Iglesia de Dios! El bautismo representa la muerte y sepultura del antiguo “yo” y el nacimiento hacia una vida nueva (Romanos 6:4-6).
Cambio - Vida, Esperanza y Verdad
DIOS LES SIGA BENDICIENDO GRANDEMENTE
IGLESIA ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA ASOCIACION DEL ISTMO, OAXACA, MEX.
ATTE ARREORTUA Y FUENTES
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